No encuentro palabras para disculparme ante mis escasos seguidores por mi ausencia. ¿Tiene perdón? Desde luego que no. Si bien no me sobró el tiempo, y mi mente era un baldío en cuanto a qué tratar y sobre qué rayos escribir que no se hubiera tratado antes, debo confesar que la desgana fue el factor primordial que me impulsó a relegar a esta mi bitácora al olvido. Perdónenme, pero una peca... Y su penintencia es el propio remordimiento, sin duda.
Varias cosas me impulsan a volver a escribir en el blog: en primer lugar, dos profesores me confesaron su interés por lo que aquí trataba, y en segundo lugar, me visitó la Musa. No es que me haya embebido del agua de la fuente Hipocrene o la Castalia, o que me haya entregado a la carrera desenfrenada por la Pieria, sino que más bien mi Inspiración me ha dado una colleja.
Para tratar este tema, he de advertir que soy total y absolutamente apolítica en la medida en que se puede serlo viviendo conforme a un sistema. Esto ha provocado desconcierto entre mis compañeros, amigos y hasta familia, que me han querido meter (sin éxito) con calzador en alguna ideología o al menos tendencia, o convencerme de la bondad de su propio pensamiento político. Hasta he tenido un compañero hace muchos años que me dijo que si no estaba de acuerdo con sus ideas (¿mezcla de nacionalismo, comunismo y un poquito de anarquía en plan popurrí?, si se puede definir de alguna manera...) y/o no expresaba mi supuesta ideología era porque era o muy facha o muy anarka "o algo así", pero que no profesaba una ideología normal. No comments...
En fin, que yo soy del λάθε βιώσας (sin ser tampoco epicúrea, conste), y a la gente parece molestarle. Sinceramente, me importa poco, y no pienso cambiar: gracias a mi condición de apolítica puedo permitirme el hablar con gente de todo tipo y condición sin que sus ideas políticas me molesten, algo que no puede decir todo el mundo y que para mí siempre ha sido una experiencia enriquecedora.
Este largo preámbulo se explica fácilmente porque en esta entrada voy a conectarla con el movimiento del 15-M, los Indignados, Democracia Real Ya o como quiera llamársele. Y no voy a hablar de él directamente (aunque debo confesar que estoy de acuerdo con ellos en muchas cosas, y me agrada que la gente se esté moviendo; no pienso añadir nada más...), sino que lo uso de pretexto para sugerir la lectura de un autor para el momento: Marco Valerio Marcial, uno de los no va más de la sátira latina, el principal exponente de la indignatio, además de compatriota nuestro - ¡nada más y nada menos que de Calatayud!.
¡Tranquilos! Sé que es un poeta imperial y a veces alaba (aunque muchas veces socarronamente) al emperador, y con esta sugerencia literaria quizá parezca que me tomo a broma los movimientos populares... Pero no dejemos que la Indignación nos encolerice; no paguemos con su misma moneda a aquellos con quienes estamos descontentos: siempre, y ante todo, conservemos el (buen) humor, aunque estemos Indignados...
"Si hay alguien, no obstante, de una severidad
tan afectada, que no resiste ni una sola página escrita en latín, puede darse por contento con esta epístola, o, mejor, con el título". Marcial dixit.
Pondré las cosas fáciles a mis lectores. He aquí un interesante e-book: Epigramas de Marco Valerio Marcial [Texto, Introducción y Notas de José Guillén]
Varias cosas me impulsan a volver a escribir en el blog: en primer lugar, dos profesores me confesaron su interés por lo que aquí trataba, y en segundo lugar, me visitó la Musa. No es que me haya embebido del agua de la fuente Hipocrene o la Castalia, o que me haya entregado a la carrera desenfrenada por la Pieria, sino que más bien mi Inspiración me ha dado una colleja.
Para tratar este tema, he de advertir que soy total y absolutamente apolítica en la medida en que se puede serlo viviendo conforme a un sistema. Esto ha provocado desconcierto entre mis compañeros, amigos y hasta familia, que me han querido meter (sin éxito) con calzador en alguna ideología o al menos tendencia, o convencerme de la bondad de su propio pensamiento político. Hasta he tenido un compañero hace muchos años que me dijo que si no estaba de acuerdo con sus ideas (¿mezcla de nacionalismo, comunismo y un poquito de anarquía en plan popurrí?, si se puede definir de alguna manera...) y/o no expresaba mi supuesta ideología era porque era o muy facha o muy anarka "o algo así", pero que no profesaba una ideología normal. No comments...
En fin, que yo soy del λάθε βιώσας (sin ser tampoco epicúrea, conste), y a la gente parece molestarle. Sinceramente, me importa poco, y no pienso cambiar: gracias a mi condición de apolítica puedo permitirme el hablar con gente de todo tipo y condición sin que sus ideas políticas me molesten, algo que no puede decir todo el mundo y que para mí siempre ha sido una experiencia enriquecedora.
Este largo preámbulo se explica fácilmente porque en esta entrada voy a conectarla con el movimiento del 15-M, los Indignados, Democracia Real Ya o como quiera llamársele. Y no voy a hablar de él directamente (aunque debo confesar que estoy de acuerdo con ellos en muchas cosas, y me agrada que la gente se esté moviendo; no pienso añadir nada más...), sino que lo uso de pretexto para sugerir la lectura de un autor para el momento: Marco Valerio Marcial, uno de los no va más de la sátira latina, el principal exponente de la indignatio, además de compatriota nuestro - ¡nada más y nada menos que de Calatayud!.
¡Tranquilos! Sé que es un poeta imperial y a veces alaba (aunque muchas veces socarronamente) al emperador, y con esta sugerencia literaria quizá parezca que me tomo a broma los movimientos populares... Pero no dejemos que la Indignación nos encolerice; no paguemos con su misma moneda a aquellos con quienes estamos descontentos: siempre, y ante todo, conservemos el (buen) humor, aunque estemos Indignados...
"Si hay alguien, no obstante, de una severidad
tan afectada, que no resiste ni una sola página escrita en latín, puede darse por contento con esta epístola, o, mejor, con el título". Marcial dixit.
Pondré las cosas fáciles a mis lectores. He aquí un interesante e-book: Epigramas de Marco Valerio Marcial [Texto, Introducción y Notas de José Guillén]
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