jueves, 12 de enero de 2012

5 trucos para tratar con un filólogo clásico

Siguiendo el divertidísimo enlace que posteó Ryudo-sensei en su twitter (@Ramon_Mendez), voy a poner yo cinco consejos o advertencias que debéis tener en cuenta a la hora de llevarse con un filólogo clásico:

1. Somos filólogos clásicos, ¡ten claro qué estudiamos!
Por supuesto que nos gustan, pero no creas que estudiamos a Goethe, Shakespeare y a esa sarta de cuasicontemporáneos (gracias por el apunte, Carlos). Creo que vas a tener que moverte un poco atrás...
Y no, no nos vengas con que todos los griegos tenían nombres esdrújulos, ni te intentes hacer el gracioso diciéndolo todo acabado en -us, a menos que quieras que nosotros digamos que tú, médico, haces tacto rectal sea cual sea la enfermedad, o tú, abogado, alegas siempre demencia, y otros muchos clichés tontos.

2. Somos filólogos clásicos, no semidioses omniscientes.
Aunque seguramente hayas decidido salir con nosotros por nuestra cultura y porque nos consideres un bastión de la erudición antigua, has de tener en cuenta que casi seguro desconocemos cuántas personas sufrieron contusiones leves en la batalla de Zama (aunque no descarto que alguien haya podido escribir un artículo sobre el tema). Aún así, puedes tener suerte y salir con un especialista en ese tema sobre el cual te haya picado la curiosidad en ese momento. ¡Todo es probar!

3. Somos filólogos clásicos, es normal que soltemos "latinajos".
Quizá te sorprendas, pero... ¡nosotros también tenemos derecho a tener un argot propio! Es más, puede que nos infiltremos en tu argot y sonsaquemos qué significa esa expresión que tú creías que estabas diciendo "en clave" (iluso de ti, médico/abogado). Es por ello que, si quieres entendernos cuando hablamos, necesitarás saber expresiones básicas como mutatis mutandis, hapax, locus desperatus, etc. De todas maneras, no carecemos de compasión, y te explicaremos chistes que tú no comprenderás al principio, como "¿por qué se extinguieron los hititas? Porque no tenían futuro".
En relación con esto, si te conoces alguna "frikada" de estas, subirás varios puntos en nuestra escala de consideración - si tal cosa existe ;)

4. Somos filólogos clásicos, no uses la RAE para contradecirnos.
Evidentemente humani sumus, nihil humanum a nobis alienum putamus... (¡Tranquilo! Yo te lo traduzco: "somos humanos, nada de lo humano nos resulta ajeno") y por ello podemos cometer faltas de ortografía alguna vez, así como algún otro lapsus calami. Hasta ese punto, sí puedes esgrimir tu edición del DRAE y vociferar: "¡ERROOOOR!" - sin importar lo alto que chilles, pues nuestro pundonor gritará más alto -; pero no nos vengas con que ahora la RAE dice que hay que escribir "sicología" en vez de "psicología", porque nos negaremos a llamar "estudio de los higos" al "estudio del alma".

5. Somos filólogos clásicos, sentimos diferente.
¿A qué me refiero con esto? Pues a que, quizá, el contacto con un papiro o pergamino antiguo nos excite más que el contacto con la piel humana (gracias por el aporte, Ryudo-sensei). O que quizá nos emocione más releer el encuentro entre Héctor y Andrómaca en el libro VI de la Ilíada que la estúpida película romántica que nos propongas ver. O incluso que lloremos de emoción al encontrar una nueva variante de una palabra en un manuscrito y no al ver a una mamá tigre amamantando a su cachorro. Por favor, tennos en consideración.

Y en fin, ¡esta es mi aportación por hoy! Espero que os haya gustado. Comentad todo lo que queráis, y sentíos bienvenidos.

PD: ¡Que ningún filólogo clásico se ofenda por lo que he dicho! Esto es todo una caricatura que busca hacer parodia de nosotros mismos para que nos podamos reír, que es muy sano :)